El propósito del alma… dar sin esperar nada a cambio.
La primera vez que leí esto, me emocionó muchísimo, y aún lo sigue haciendo. María Lucía es un ejemplo de actitud ante la vida, del que la mayoría tenemos muchísimo que aprender: «María Lucía no podía mover los brazos ni las piernas, casi no podía hablar y estaba confinada en una silla de ruedas debido a una enfermedad progresiva que iba limitando sus capacidades físicas. Esta chica, que para el común de la gente no podía hacer nada, quiso encontrar un propósito en su vida para dejar un mundo mejor. Ella había aprendido que un verdadero propósito, el del alma, tiene que ver con una acción desinteresada, con dar algo…