El significado de las casualidades, Sincronicidad

Sincronicidad

Hay un territorio brumoso entre la casualidad y la causalidad, es decir, entre el azar y la causa-efecto, que ha desatado desde siempre todo tipo de cábalas e interpretaciones. Se trata de las casualidades significativas que Carl Gustav Jung denominó «sincronicidad»: dos fenómenos o situaciones independientes que se enlazan misteriosamente creando lo que parece un mensaje orquestado por el azar.

Aunque todo el mundo ha experimentado alguna vez este tipo de coincidencias, una que se cita a menudo para ilustrar el tema es lo que le sucedió al actor Anthony Hopkins al firmar el contrato para la película La mujer de Petrovka. Al saber que el filme estaba basado en una novela del norteamericano George Feifer, dedicó un día entero a recorrer sin éxito las librerías de Londres. Desanimado, finalmente abandonó la búsqueda del libro y bajó a la estación de Leicester Square para regresar a casa. Mientras esperaba la llegada del metro, descubrió un libro abandonado en uno de los asientos, precisamente La mujer de Petrovka.

Esta coincidencia le dejó tan turbado que apenas miró el libro en el viaje a casa. Una vez allí, descubrió que el ejemplar estaba lleno de curiosas anotaciones al margen de su anterior propietario. Pero los caprichosos engranajes del azar darían, dos años después, un nuevo giro. Al iniciarse finalmente el rodaje de la película, Hopkins conoció al autor de la novela, quien le dijo que había perdido su ejemplar anotado durante un viaje a Londres. Cuando el actor le enseñó el que había hallado en el metro, resultó ser el mismo.

La sincronicidad de Jung

Al enfrentarnos a una casualidad tan impactante como ésta –aunque lo cierto es que se producen con frecuencia–, lo primero que nos preguntamos es: ¿qué probabilidad había de que el libro extraviado por Feifer en una estación por la que pasan millones de personas fuera a parar a las manos de Hopkins? Si analizamos el caso racionalmente, la probabilidad es tan remota que no podemos evitar pensar que hay un orden oculto que mueve a su manera los hilos invisibles de la realidad, una enigmática inteligencia dentro del azar.

Cuando dos incidentes se producen de forma sincronizada, puede haber una conexión significativa entre ellos

Carl Gustav Jung exploró a fondo esta cuestión tras vivir una experiencia parecida. El psiquiatra que había colaborado con Freud en sus inicios soñó con un martín pescador y, al día siguiente, estuvo intentando dibujar las alas de esta ave marina sin lograrlo. Enfadado por su torpeza, salió a tomar aire al jardín, donde encontró un pájaro muerto. Era justamente un martín pescador, un ave marina muy rara en una ciudad como Zúrich.

Jung entendió que había una conexión íntima entre su deseo de dibujar las alas del martín pescador y la caída del animal. Aunque el pájaro no había caído porque él quisiera dibujarlo, lo que sería una causalidad, costaba de creer que aquella coincidencia fuera sencillamente fruto del azar, es decir, una casualidad. Era más bien una cuestión de sincronicidad.

El autor trató por primera vez este tema en un artículo publicado en 1952. Allí exponía que, más allá de la casualidad y la causalidad, hay un orden misterioso que se manifiesta en las coincidencias de la vida diaria. Ésta fue su definición de sincronicidad: “Cuando dos incidentes se producen de forma sincronizada, aunque no parezca que exista una relación causa-efecto, puede haber una conexión significativa entre ellos.”

Publicaciones Similares

  • La química del amor

    Nuestra forma de ser, nuestro carácter, nuestros sentimientos, nuestra propia conducta y formas de pensar son las consecuencias directas de un conjunto de reacciones químicas que produce nuestro cerebro. Las emociones son elementos importantes en nuestras vidas, las cuales se originan en nuestro cerebro por medio de reacciones químicas, de ahí la importancia de las cosas que comemos y las cosas que hacemos con nuestra salud. Un claro ejemplo de este tipo de reacciones es el enamoramiento: ¿Te ha pasado que cuando ves a una persona por primera vez, comienzas a sudar como nunca, tienes palpitaciones, tus manos tiemblan, te ruborizas, sientes ese cosquilleo en el estómago; se te va…

  • 12 maneras para quererse a uno mismo, por Louise Hay

    He descubierto que sólo hay una cosa que cura todos los problemas, y es: quererse a uno mismo. Cuando la gente comienza a amarse a sí misma, cada día más, sus vidas mejoran de una manera increíble. Se sienten mejor. Consiguen los trabajos que desean. Tienen el dinero que necesitan. Sus relaciones positivas mejoran, o las negativas se disuelven y comienzan otras nuevas. Amarse a uno mismo es una aventura maravillosa, es como aprender a volar. Imagínate que todos tuviéramos el poder de volar a nuestro antojo… ¡Qué emocionante sería! Comencemos a amarnos a nosotros mismos ahora. 12 consejos para aprender a amarse a uno mismo: Deja la crítica. La crítica…

  • La mariposa símbolo del alma

    La mariposa es uno de los antiguos símbolos del alma. Una antigua leyenda india dice: ”…cuando quieras desear felicidad y convertir los deseos en realidad, susurra a una mariposa tu petición y entrégale su libertad, agradecida con tu deseo volará y la alegría y el amor te llegarán…”. Las mariposas no pueden emitir ningún sonido y se dice que son los únicos seres vivos de la tierra que se comunican directamente con Dios. Si tienes un deseo secreto, si quieres desear felicidad, díselo a la mariposa y dale la libertad. Como agradecimiento ella se elevará para llevar tu deseo al cielo y este te será concedido.

  • Cómo elegir un compañero para una relación

    Elige a alguien que haga tu vida más grande y no más pequeña. 1- Elige a alguien como si fueras ciego. Cierra los ojos y observa qué puedes sentir de esa persona, de su gentileza, su lealtad, su comprensión, su devoción, su habilidad para ocuparse de ti, su habilidad para cuidar de sí mismo como un ser independiente. En nuestra cultura nos basamos mucho en lo que vemos con nuestros ojos externos. Pero cuando miramos al objeto de nuestro amor, es mucho más importante lo que vemos con los ojos cerrados. 2- Elige a alguien que tenga la habilidad de aprender. Si hay algo que verdaderamente hace diferencia entre un…

  • Pierde el miedo a la soledad

    ¿Es normal tener miedo a la soledad? El miedo a la soledad está directamente relacionado con nuestro desarrollo emocional. Si emocionalmente vamos creciendo a la vez que cumplimos años, la soledad nos da bienestar y nos hace vivir de forma plena, pudiendo crear relaciones sanas, maduras y sin dependencias. Cuando somos niños nos asusta la soledad porque nos sentimos indefensos. Vamos creciendo y oyendo a los adultos repetir una y otra vez, que si nos portamos mal nos quedaremos solos. Esta es una de las malas informaciones que nos quedan grabadas. A medida que nos hacemos mayores, este miedo tiene que ir desapareciendo de forma paulatina, hasta que se va trasmutando…