Crecer en la adversidad: haz de los reveses un trampolín
La Resiliencia es una cualidad que nos hace ir más allá de la propia resistencia, más allá de los límites que teníamos consolidados en nuestras vidas, obligándonos a atravesarlos y adentrarnos en nuevas dimensiones respecto a nuestras capacidades. Resilientes son aquellas personas que tras vivir experiencias extremas, traumáticas o profundamente duras las superan sobreviviendo a ellas y fortaleciéndose; ampliando sus propios límites y adquiriendo más y mejores recursos de resolución y adaptación.
La capacidad de Resiliencia depende fundamentalmente de la persona y no de las circunstancias en sí. Y como tal se puede desarrollar con trabajo, ya que no todas las personas están dotadas de ella. Existen personas más, o menos, o nada resilientes.
Todos conocemos casos de Resiliencia, todos hemos oído que alguien después de tener un grave accidente que casi le cuesta la vida ha cambiado y ahora es más alegre, más amoroso o valora mejor otras cosas de la vida. O también cuando una pareja ha pasado por una profunda crisis en su relación y han salido de ella más unidos y con la relación fortalecida. O personas que han sufrido una enfermedad de grave pronóstico y han vivido con más fuerza e ilusión que nunca. Éstos son algunos ejemplos de Resiliencia… No es necesario ser prisionero en un campo de concentración, sufrir abusos o malos tratos, sobrevivir a una catástrofe, vivir en la miseria extrema o situaciones similares para sentir que nos encontramos en una situación difícil y potencialmente traumática que nos hace pensar si podremos superarla. Incluso para muchas personas su propio día a día puede difícilmente salvable.
Antes considerada una patología, durante el siglo XX ha sido estudiada por los psicólogos para descubrir las claves que hacen que las personas respondamos frente a la adversidad con Resiliencia. Emmy Werner es considerada la primera en llevar a cabo un estudio referente a ésto. Durante 32 años estudió a varios niños que crecían en condiciones extremas en Kawai y pudo observar las cualidades y las condiciones que se daban en aquellos que consiguieron salir de dicha situación y transformarse positivamente. Gracias a ella y a muchos más, hoy en día conocemos estrategias y actitudes que nos permiten aprender a desarrollarla.
El amor y la aceptación recibidos en la infancia, la flexibilidad, el autocontrol, la confianza en nosotros mismos, una visión positiva de la vida, la capacidad para mantener nuestros compromisos… son algunos de los factores que influyen para ser resiliente; y todos ellos o bien los traemos en el nacimiento, o bien los adquirimos en las etapas de nuestra vida gracias a nuestros padres o a aquellos que nos cuidan o con quienes nos relacionamos, o bien podemos aprenderlos si queremos y sabemos cómo hacerlo.
A la Resiliencia pertenece la cita «Toda dificultad encierra una oportunidad».
Mara Guzmán Aguiriano
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