Samhain – Todos los Santos
Samhain es la festividad de origen celta más importante. Se celebra desde hace más de 3.000 años por los pueblos celtas de toda Europa. Los antiguos pueblos celtas, llegado el final de Octubre, solían celebrar una gran fiesta para conmemorar «el final de la cosecha», bautizada con la palabra gaélica de Samhain, que significa, el final del verano.
Esta fiesta representaba el momento del año en el que los antiguos celtas almacenaban provisiones para el invierno y sacrificaban animales. Se acababa el tiempo de las cosechas, y a partir de entonces, los días iban a ser más cortos y las noches más largas. Los celtas creían que en esta noche de Samhain, los espíritus de los muertos volvían a visitar el mundo de los mortales. Encendían grandes hogueras para ahuyentar a los malos espíritus. Es tanto una fiesta de transición (el paso de un año a otro) como de apertura al otro mundo.
La noche del 31 de octubre al 31 de noviembre era considerada como el Año Nuevo Celta, que comenzaba con la estación oscura.
La costumbre era dejar comida y dulces fuera de las casas y encender velas para ayudar a las almas de los muertos a encontrar el camino hacia la luz y el descanso junto al dios Sol, en las Tierras del Verano.
Al parecer, los celtas iban recogiendo alimentos por las casas para las ofrendas a sus dioses. En esa mágica noche de rituales, la noche de Samhain, se abría la puerta al más alla y los vivos y los muertos tenían la oportunidad de poder comunicarse.
Tras la romanización de los pueblos celtas – con alguna excepción como Irlanda- y, a pesar de que la religión de los druidas desapareció; el primitivo Samhain logró sobrevivir conservando gran parte de su espíritu y algunos de sus ritos.
Así la tradición fue recogida y extendida por los pueblos de la Europa medieval, en especial los de origen céltico (en Galicia aun se llama Samain), quienes tradicionalmente ahuecaban nabos y en su interior ponían carbón ardiente para iluminar el camino de regreso al mundo de los vivos a sus familiares difuntos más queridos dándoles así la bienvenida, a la vez que se protegían de los malos espíritus.
Con la llegada del cristianismo, esta fiesta pagana se cristianizó como la Fiesta de «Todos los Santos». En el año 840, el Papa Gregorio IV ordenó que se celebrara universalmente. Como fiesta mayor, ésta también tuvo su celebración vespertina en la «vigilia» para preparar la fiesta. Esta vigilia vespertina del día anterior a la fiesta de Todos los Santos, se traducía al inglés como: «All Hallow’s Eve». Con el paso del tiempo su pronunciación fue cambiando para terminar en la palabra que hoy conocemos como Hallowe’en
A pesar de ello, los pueblos de origen celta, los gallegos entre ellos, siguieron celebrando la tradición festiva dela noche de Samhaim, el 31 de Octubre, desde el año 100 d.C.
Todos los Santos
Esta tradición pagana de honrar la «muerte» de la naturaleza, de dar paso al duro y oscuro invierno, y honrar los espíritus de los antepasados se sigue manteniendo en la actualidad, aunque las formas hayan cambiado.
En España, como en otros muchos lugares del mundo, se celebra el día de Todos los Santos, honrando y trayendo a la memoria a las personas que han muerto. Se rinde culto a los muertos. Los cementerios se llenan de flores y las familias recuerdan aquellas personas queridas que no están, que se fueron.
¿Nos cuentas cómo celebras tu esta festividad? ¿Qué prefieres: Samhain, Halloween, Todos los Santos, Día de Muertos…?
Autora: Silvia, sacerdotisa de la Diosa.
Esta fiesta, con otras 7 forma parte de lo que se conoce en la tradición celta como La Rueda del Año, que es una forma de celebrar y honrar el paso de las estaciones y los cambios que se producen en la Naturaleza.
Las 8 festividades que forman la Rueda del Año son: Samhain, Yule, Imbolc, Ostara, Beltane, Litha, Lammas y Mabon.