Solsticio de invierno – Yule
Solsticio de invierno
La noche más larga del año. También marca el punto en el que las noches dejan de ser cada vez más largas, a partir de esta fecha son los días los que empiezan a alargarse.
Desde el periodo neolítico y después, en las culturas romana y celta, se festejaba el regreso del Sol. Se veía como un triunfo del Sol sobre las tinieblas, y se celebraba con fogatas. En la tradición celta esta fiesta se conoce como Yule.
Imagina la importancia de la luz en la antigüedad
Los seres humanos, hemos vivido cientos de miles de años en contacto con la naturaleza, siendo parte de ella. Sola estos últimos siglos hemos construido ciudades, alejándonos de nuestra esencia. Pero, aun en la ciudad, todo nuestro ser sigue respondiendo a esos ciclos, llevamos ese programa en nuestros genes.
Imagina una tribu viviendo en cuevas o chozas en pleno invierno. Para sobrevivir han debido guardar los granos de los alimentos que cosecharon para alimentarse con ellos en invierno, cuando escasean los vegetales para comer. También protegen sus animales para tener disponible, especialmente, leche.
De acuerdo a la dedicación y esfuerzo, es seguro que algunas familias logran mejores cosechas que otras. Pero si quienes tienen para comer en el invierno se guardan lo que tienen e incluso lo que no alcanzarán a comer y no comparten con quienes no tienen lo suficiente, el resultado sería la muerte de algunos miembros de la tribu. Y esto, lógicamente, perjudica a la totalidad, pues los debilita. De modo que, por razones de superviviencia, toda la tribu comparte lo que tienen para pasar la época más difícil.
El sol se ha alejado. Hay más frío y más escasez de todo. El sol es la fuente de vida y de calor. Sin embargo, el ser humano observa que el sol retornará y la naturaleza volverá a mostrar su abundancia y esplendor.
Los miembros de la tribu se reúnen en torno de una fogata. El fuego da calor, luz, les permite cocinar algunos alimentos. Juntos se apoyan y comparten lo que tienen.
Esto se va transformando en una celebración y una ceremonia. El fuego es la representación del sol, momentáneamente alejado. Es también el elemento transformador de todo: lo que era sólido lo transforma en líquido, lo líquido en vapor, lo denso se transforma en algo sutil. Los pueblos de todos los lugares del planeta comienzan a celebrar el Solsticio de Invierno.
De allí que las fiestas solsticiales se acompañan de fuego. Incluso se colocaron antorchas en los árboles para iluminar el camino y el lugar de la celebración. En la noche solsticial se intercambian obsequios. Es noche de solidaridad, de amor y de esperanza.
Cuando el cristianismo comienza a propagarse en Europa, asimila estas fiestas a sus propios ritos y símbolos. De eso que se fije la fecha del nacimiento de Jesús en el Solsticio de Invierno (en el Hemisferio Norte). El niño Jesús pasa a simbolizar para los cristianos la idea de solidaridad, amor y esperanza. Por eso se colocan luces en los árboles, a semejanza de las antorchas que antiguamente se colocaban en el norte de Europa. Por eso se intercambian regalos, aunque en la mayoría de los cristianos de hoy, pasa a ser simplemente una expresión de materialismo y consumismo. Muchos han olvidado que no es importante el valor material, sino que cada uno debe dar algo de sí que pueda compartir con los demás, para que juntos, unidos en amor y solidaridad, puedan mejorar su calidad de vida.
Invierno fuera, invierno dentro
En invierno es época de siembra. Allí procuraremos, como el sembrador, elegir los mejores granos. Análogamente es época de pensar en nuestros objetivos para el nuevo ciclo, conforme a la experiencia adquirida
Ahora el sol se ha alejado del hemisferio y la tierra se prepara para trabajar interiormente. Los frutos de la cosecha anterior ya han sido recogidos. Es momento de seleccionar los mejores frutos, obtener sus semillas para volver a sembrar en primavera. Hay frutos que se pudrieron o no se desarrollaron bien. Estos se eliminan y se guardan los mejores para la próxima siembra.
Nosotros podemos ir con el ciclo de la tierra, y aprovechar este tiempo de introspección para evaluar los objetivos logrados. De todo lo que te has propuesto, seguramente te falte algo por conseguir. Esto no es un fracaso si aprendes de la experiencia. Es decir, si investigas cuales son las causas que han impedido hasta ahora su logro. Los obstáculos pueden ser diversos, la mayoría seguramente están en ti mismo. No culpes a nadie de lo que te sucede. No culpes a los demás si no has logrado todavía determinadas metas. Tal vez no sea tiempo todavía, quizás tengas que desarrollar otros objetivos antes, tal vez tengas que vencer tus temores, o emplear más energía y voluntad para conseguirlos. A veces las metas son poco realistas y en ese caso deberás replantearlas para avanzar por etapas: una escalera se sube peldaño a peldaño.
(Fuente: Serval)
Esta fiesta, con otras 7 forma parte de lo que se conoce en la tradición celta como La Rueda del Año, que es una forma de celebrar y honrar el paso de las estaciones y los cambios que se producen en la Naturaleza.
Las 8 festividades que forman la Rueda del Año son: Samhain, Yule, Imbolc, Ostara, Beltane, Litha, Lammas y Mabon.