Zanahoria, huevos o café… ¿sabes qué eres?
Hace tiempo leí una historia que desde entonces la recuerdo siempre que siento que me quiero quejar, o siempre que oigo a alguien quejarse. Tener ésta historia presente me recuerda que por muy difíciles o duras o pesadas que sean las circunstancias siempre podemos elegir transformarlas. Sólo necesitamos tener claro qué somos y ejercitar la actitud correcta sin tirar la toalla. Érase una vez una hija que siempre se estaba quejando a su padre de lo difícil que era su vida, ella siempre estaba resolviendo cosas; apenas había resuelto una cuestión que ya le estaba surgiendo otra. Y se sentía agotada y desmotivada. Un día su padre, cansado de oir sus quejas,…