Cuento Jorge Bucay – El Oso

oso

Esta es la historia de un sastre, un zar y un oso…

Un día, el zar descubrió que uno de los botones de su chaqueta preferida se había caído.

El zar era caprichoso, autoritario y cruel (como todos los que se enmarañan durante demasiado tiempo en el poder). Así que furioso por la ausencia del botón, mando buscar al sastre y ordenó que a la mañana siguiente fuera decapitado por el hacha del verdugo.

Nadia contradecía al emperador de todas la Rusias, así que la guardia fue hasta la casa del sastre y, arrancándolo de entre los brazos de su familia, lo llevó a la mazmorra del palacio para esperar allí la muerte.

Al atardecer, cuando el carcelero le llevó al sastre la última cena, esté meneó la cabeza y musitó:

– pobre zar.

El guardia no pudo evitar la carcajada.

– ¿Pobre zar? Pobre de ti.
– Tu cabeza quedará bastante lejos de tu cuerpo mañana mismo.
– Tu no lo entiendes – dijo el sastre – ¿Qué es lo más importante para nuestro zar?
– ¿lo más importante? – contestó el guardia – . No lo se. Su pueblo.
– No seas estúpido. Digo algo realmente importante para él.
– ¿Su esposa?
– ¡más importante!
– ¡los diamantes! – creyó adivinar el carcelero.
– ¿qué es lo más le importa al zar en el mundo?
– ¡Ya lo se! ¡su oso!
– ¿y?
– Mañana, cuando el verdugo termine conmigo ..
– .. el zar perderá su única oportunidad de conseguir que su oso hable.
– ¿Tú eres entrenador de osos?
– Un viejo secreto familiar – dijo el sastre – Pobre zar.

Deseoso de ganarse favores con el zar, el pobre guardia corrió a cantarle al soberano su descubrimiento.

¡el sastre sabia enseñar a hablar a los osos!

El zar estaba encantado. Mandó a buscar inmediatamente al sastre, y cuando lo tuvo frente a si le ordenó:

– ¡Enséñale a mi oso nuestro lenguaje!

El sastre bajó la cabeza.

– Me encantaría complacerle, ilustrísima
– pero enseñar a hablar a un oso es una tarea ardua y lleva tiempo.
– lamentablemente, tiempo es lo que menos tengo.
– ¿Cuánto tiempo llevará el aprendizaje? – preguntó el zar.
– Depende de la inteligencia del oso…
– ¡El oso es inteligente! – interrumpió el zar
– De hecho es el oso más inteligente de todos los osos de Rusia.
– Bien. Si el oso es inteligente y siente deseos de aprender ..
– .. el aprendizaje duraría aproximadamente ¡dos años!

El zar pensó durante un momento.

– Bien tu pena será suspendida durante dos años mientras entrenes al oso.
– ¡Mañana empezarás! – ordenó.
– Alteza – dijo el sastre
– Si tú mandas al verdugo a ocuparse de mi cabeza, mañana estaré muerto.
– Mi familia se las ingeniará para sobrevivir.
– Pero si me conmutas la pena, ya no tendré tiempo para dedicarme a tu oso.
– Deberé trabajar de sastre para mantener a mi familia.
– Eso no es un problema – dijo el zar
– A partir de hoy, y durante dos años, tú y tu familia estaréis bajo la protección real.
– Seréis vestidos, alimentados y educados con el dinero del zar.
– Nada que necesitéis o deseéis os será negado.
– Pero, eso si: si dentro de dos años el oso no habla ..
– .. te arrepentirás de haber pensado esta propuesta.
– Rogarás que el verdugo te hubiera matado.
– Entiendes, ¿verdad?
– Si, alteza.
– Bien, ¡guardias! – grito el zar
– Que lleven al sastre a su casa en el carruaje de la corte.
– Dadle dos bolsas de oro, comida y regalos para los niños.
– ¡Ya! ¡Fuera!

El sastre, en reverencia y caminando hacia atrás, empezó a retirarse mientras musitaba agradecimientos.
– No lo olvides – le dijo el azar apuntándolo con el dedo directamente a la frente
– si en dos años el oso no habla ..

Cuando todos en casa lloraban por la pérdida del padre de familia, el sastre apareció en la casa en el carruaje del zar, sonriente, eufórico y con regalos para todos. La esposa del sastre no cabía en sí de asombro. Su marido, al que pocas horas antes se le había llevado al cadalso, volvía ahora, acaudalado y exultante.

Cuando estuvieron solos, el hombre le contó los hechos

– ¡Estás loco! – gritó la mujer
– ¡Enseñar a hablar al oso del zar!
– Tú, que ni siquiera has visto a un oso de cerca.
– Estás loco. Enseñar a hablar a un oso.
– Loco, estás loco.
– Calma, mujer, calma.
– Mira, me iban a cortar la cabeza mañana al amanecer.
– y ahora tengo dos años.
– En dos años pueden pasar tantas cosas.
– En dos años – siguió el sastre – se puede morir el zar.
– Me puedo morir yo.
– Y lo más importante: ¡A lo mejor el oso habla!

Fuente: Cuentos para pensar de Jorge Bucay

Publicaciones Similares

  • Cuento de sabiduría indígena

    Un viejo cacique de una tribu estaba teniendo una charla con sus nietos acerca de la vida. Él les dijo: – Una gran pelea está ocurriendo dentro de mí… ¡es entre dos lobos! Uno de los lobos es maldad, temor, ira, envidia, dolor, rencor avaricia, arrogancia, culpa, resentimiento, inferioridad, mentiras, orgullo, egolatría, competencia, superioridad. El otro es Bondad, Alegría, Paz, Amor, Esperanza, Serenidad, Humildad, Dulzura, Generosidad, Benevolencia, Amistad, Empatía, Verdad, Compasión y Fe. Esta misma pelea está ocurriendo dentro de ustedes y dentro de todos los seres de la Tierra. Lo pensaron por un minuto y uno de los niños le preguntó a su abuelo – ¿Y cuál de los…

  • 8 Reflexiones de Eckhart Tolle que te ayudarán a ser más feliz

    Si bien la felicidad es un bien que culturalmente nos exigimos, lo cual, como reflexionamos aquí, es algo triste, también es un estado al cual muchos desearíamos llegar (y lo antes posible). En todo caso, y no sin antes recordar que la felicidad es algo que se trabaja y no que sólo se obtiene, existen ciertos hacks mentales o reflexiones que sin duda pueden ayudarnos a cultivar dicho estado y a vivir mejor. Cuando se trata de reflexiones nutritivas una de las voces más importantes de la última década es Eckhart Tolle, célebre autor del libro El poder del ahora (1999), al cual miles de personas reconocen como una herramienta…

  • El picador de piedras

      Hace muchos años en la isla de Hokkaido, vivía el joven Humi, que se ganaba el sustento picando piedras. Aunque joven y sano, no estaba contento con su destino, y se quejaba día y noche. Humi, pese a no conocer bien el cristianismo, sabía que, según su tradición, al menos una vez al año se satisfacían los deseos de la humanidad. Así, un día de Navidad rezó con mucha fe y, para su sorpresa, se le apareció un ángel.   – Tienes salud y toda una vida por delante – le dijo el ángel – . Todos los jóvenes deben empezar a a hacer algo. ¿Por qué vives quejándote?…

  • Enseñanzas para los Sentidos y el Alma, por Ramiro Calle

    Tres veranos visité las Montañas Azules del Sur de la India para poner conectar con la antiquísima tribu de los Toda, cuya vida gira toda ella en torno a los búfalos sagrados. Investigué a fondo en sus creencias, tradiciones y rituales y así me inspiré para escribir uno de mis relatos espirituales más sentidos y profundos, donde el sacerdote-búfalo, un gran iniciado, va impartiendo enseñanzas a un destacado psicoterapéuta occidental que había perdido por completo el sentido de su vida y se traslada a vivir con los Todas y recibir sus enseñanzas para poner conectar con «el elemento de no-muerte» y la verdadera Sabiduría. Para hallar el elemento de no-muerte…

  • La real maestría de las artes marciales

    Un día, un maestro de Artes Marciales Norteamericano que vivía en Japón, tomó un tren cerca de Tokio y se sentó en la fila del pasillo. A unos escasos metros frente al lugar donde estaba, se encontraban las puertas del tren. Entre el lugar donde estaba la puerta y sitio donde estaba él, había algunos viajeros leyendo el periódico. A su izquierda había un compartimento con la puerta medio abierta. Él sólo podía ver a aquellas personas que estaban sentadas a la derecha, porque al estar la puerta sólo abierta parcialmente, no podía ver aquellos que estaban sentados a la izquierda. Al llegar a la siguiente estación, el tren se para…

  • El elefante de circo

    Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enrome bestia hacia despliegue de su tamaño, peso y fuerza descomunal… pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas clavada a una pequeña estaca clavada en el suelo. Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era…