Nuestros amigos de Vacaciones en Gredos, publicaron este interesantísimo post, que no podemos más que compartirlo con todos vosotros/as, ¡a disfrutar!
He pasado gran parte de mi vida resistiendo mis verdaderos sentimientos. La ira me hizo sentir mal. La tristeza me hizo sentir débil. Le necesidad me hizo sentir débil. El amor me hizo sentir miedo. Me convertí en un experta en ocultarme cuando sentía algo de lo anterior.
Algunas personas adormecen sus sentimientos con el alcohol, las drogas, las compras o el sexo. Yo me adormecí con el control. Controlar. Mantener bajo un control férreo todas mis emociones. No creo que haya engañado a nadie. Además, esto sólo funciona un tiempo antes de que las emociones salgan y estallen con la virulencia de un volcán inactivo.
Una de las citas más famosas del programa de 12 pasos es: “Tienes que sentirlo para sanarlo”. Como alguien que odia sentir cualquier cosa que le hace vulnerable, este es el mejor consejo que he recibido jamás. No he sentido mayor dolor y tristeza que los dos últimos años de mi vida. Sin embargo, ha sido el catalizador de mi mayor transformación.
Todo lo que hacemos en la vida tiene un catalizador. Algo que desencadena el evento que nos hace aterrizar en un lugar en el que nunca pensamos estar. Puede ser la muerte de un ser querido, el recuerdo de algún trauma de la infancia, el encuentro de otra alma que nos hace de espejo y nos obliga a ver lo que no queremos. Y estamos aquí porque no podemos enfrentar el verdadero dolor que está debajo de él. Así que buscamos maneras de escapar de ese dolor.
Pero la única salida está dentro. En los sentimientos. En el dolor. En la pena. En la soledad. No hay otra manera.
He intentado mil maneras de esquivar el sentimiento, de rodearlo. Y no hay ninguna. Tienes que sentirlo todo para sanarlo, atravesarlo y llegar al otro lado.
Cómo usar la meditación para sentir plenamente
Una de las mejores maneras de hacer esto es a través de la meditación. ¿Quieres sentir? Tranquiliza la mente, siéntate contigo mismo y a ver qué surge. Hazte las preguntas realmente difíciles:
- ¿Estoy presente en mi vida o me estoy entumeciendo para no sentir?
- ¿Qué estoy escondiendo?
- ¿Qué es lo que realmente siento en mi corazón?
- Si me diera igual lo que las otras personas piensen de mí, ¿qué diría que ahora estoy callando?
Trae lo profundo a tu consciencia. Toca los sentimientos. No te quedes en la superficie, baja al siguiente nivel.
No te quedes solo en el “estoy asustado…” Ve a las razones que hay detrás. ¿Tienes miedo de estar solo? ¿Te hace sentir como lo hiciste cuando murió tu padre? ¿Qué temes que vaya a pasar si estás solo? ¿Puedes perdonarte por tener ese miedo y simplemente sentirlo? ¿Puedes estar bien con sentirte asustado y solo?
Me di cuenta recientemente que había estado reprimiendo un montón de emociones. Me avergüenzo de ellas porque pienso que ya deberían haber desaparecido. Tristeza, dolor, soledad, necesidad, deseo, anhelo, vergüenza. Cuanto más escondía los sentimientos, más fuertes salían.
Así que les di una voz. Les permití salir a la superficie. Sabía que liberarlos no significaba que se fueran a quedar más tiempo del necesario. Sólo los sentí y les di el espacio para ser liberados, y así que pasé a través de ellos. Les permití hacer su trabajo de sanación por tener que están allí. Sí, sigo triste. Todavía estoy de duelo. Me siento sola y necesito amor.
Pero ya no tienen poder sobre mí. Porque ahora los estoy sintiendo en lugar de reprimirlos, entumecerlos o tratar de controlarlos.
Cada sentimiento que tenemos tiene algo que enseñarnos acerca de nosotros mismos y es una oportunidad para sanar en un nivel más profundo. Así que no reprimas tus sentimientos. Permítete sentir todo. No lo juzgues. Muéstrate compasión por el viaje imperfecto pero perfecto en el que te encuentras. Te está llevando a un gran lugar: a tu mayor transformación.
Y recuerda: “Tienes que sentirlo para sanarlo”. No hay atajos.
Original: Elephant Jorunal
Traducción: Silvia de Vacaciones en Gredos