- Diluir en 1 cucharada de aceite de oliva 15 gotas de aceite esencial de Salvia Romana, calentar frotando entre las manos y dar masajes circulares por la zona del vientre y la espalada baja.
- Masaje en la zona con aceite esencial de geranio.
- Infusión de canela
- Infusión de caléndula o perejíl (para regularizar ciclos), el perejil se recomienda en bajas dosis por su toxicidad.
- Calor local, ojalá una bolsa de semillas de salvado
- Infusión de Ortiga, para reponer fuerzas y hierro
- Infusión de Milenrrama, tanto para antes, durante y la menopausia.
- Infusión de «pelos» de Maíz, ideal para la hinchazón
- Infusión de Ajenjo, pero con precaución por su toxicidad.
- Infusión de Manzanilla, antiespasmódica
- Infusión de Hiperico o gotas, para el ánimo
- Infusión de Valeriana, para el ánimo
La menstruación es algo natural, pero las compresas y los tampones no lo son tanto.
Muchas mujeres ya no podrían imaginar su vida sin compresas, tampones y salvaslips de usar y tirar. Sin duda resultan productos muy cómodos, pero las extraordinarias campañas de publicidad realizadas por las marcas han ayudado mucho a que parezcan tan imprescindibles. Se estima que una mujer utiliza 17.000 compresas y tampones a lo largo de su etapa fértil. Es difícil imaginar un negocio más redondo. El problema es que no están libres de riesgos para la salud y para el entorno.
Las compresas contienen celulosa y fibras de algodón que se blanquean con la ayuda de sustancias que acaban contaminando las aguas. Se utilizan porque el producto tiene que ofrecer un color blanco inmaculado que transmita la sensación de pureza e higiene a las consumidoras, según los fabricantes. El blanqueado también sirve para que la compresa sea más fina, porque se elimina la lignina que forma parte de las fibras de celulosa.
Por otra parte, el algodón utilizado en la compresa ha necesitado de grandes cantidades de plaguicidas en su cultivo. Otro inconveniente ecológico es que incorporan láminas de polietileno o polipropileno —tipos de plástico de difícil reciclado— que vinculan las compresas con la sucia industria del petróleo.
De los salvaslips cabe hacer las mismas objeciones ambientales. Lo que está claro es que no son tan necesarios como las compresas. Aunque las mujeres crean haber superado el tabú sobre la menstruación, que la relaciona con algo sucio y enfermizo, lo cierto es que pervive en forma de prevención exagerada. ¿Por qué después de la menstruación y la compresa se tiene que usar un salvaslip? ¿Por qué no existe un producto similar para los hombres en forma de embudo y que se pegue a los calzoncillos? En realidad la versión masculina ya existe, pero se dirige a las personas que realmente sufren incontinencia, un problema que en las mujeres debe ser crónico y general, dado el volumen de ventas de los salvaslips.
En cuanto a los tampones, la opción preferida por la mayoría de las mujeres, tienen desventajas ecológicas similares a las compresas: las sustancias contaminantes utilizadas para blanquear —y limpiar de gérmenes— las fibras de algodón y de rayón, y los aplicadores de plástico no reciclable. Por otra parte, a algunas mujeres no les agrada que los tampones dejen fibras dentro de la vagina ni que la reseque. Además, aunque se producen muy pocos casos, los tampones pueden causar el “síndrome de shock tóxico”, una infección que puede resultar letal. Se calcula que cada mujer utiliza alrededor de 17.000 compresas desechables y tampones a lo largo de su etapa fértil. Por no hablar de protege slips… Multiplíquese por la de mujeres en el mundo que las usan y la cifra da algo de miedo. Además de la contaminación ambiental que generan como desecho, hay que sumarle el impacto de su proceso de fabricación y los efectos nocivos que puede tener su uso reiterado durante décadas.
Existen alternativas:
– Compresas biodegradables: Hechas con algodón orgánico sin plástico, son absorbentes no blanqueadas y ademas biodegradables.
– Compresas de tela (lavables): Las mujeres que las utilizan y están encantadas. Principalmente hechas de algodón o bambú, tiene un interior absorbente y existen con alas o sin, incluso hay diferentes tamaños (normal y noche). Después de usarlas se lavan con agua fría y después un rato en remojo (con bicarbonato mejor, para no estropear los tejidos). Por ultimo las puedes lavar en la lavadora con el resto de la ropa ( o a mano). Como por ejemplo estas de 3 amapolas.
– Copa menstrual: La copa menstrual es una pieza de silicona medica hipoalergénica con forma de campana que se introduce en la vagina para contener el flujo. Al principio es raro, pero según te acostumbras te preguntas cómo no has empezado a usarla antes.
Si entendemos a la menstruación como una oportunidad para alimentarnos mejor, para prestarnos atención especial y amorosa, para unirnos como mujeres y con nuestras raíces femeninas, a aprender y explotar esta etapa tan maravillosa, entonces podremos sentirnos saludables y plenas en muchos sentidos. Este puede ser un buen inicio en el entendimiento consiente y respetuoso de la sexualidad, podremos vivir de una manera más bella el embarazo, la maternidad y la menopausia, que en el contexto actual se han venido desvirtuando. La menstruación es parte de ser mujer con plenitud, armonía y respeto hacia nuestro cuerpo y el medio ambiente.