Una de las premisas principales del budismo es que nada proviene de la nada. Todo lo que ocurre tiene una causa y un efecto. Cuando Buda alcanzó la iluminación se dio cuenta de que la causa del sufrimiento era el apego.
Cuando vivimos desde el ego, desde nuestra perspectiva personal, la mente tiende a calificarlo todo como bueno o malo, agradable o desagradable, deseable o rechazable.
La meditación vipassana es una técnica de auto-transformación que utiliza la auto-observación para comprender la naturaleza cambiante de las cosas. Por ejemplo, cuando llevamos la mente a un grado máximo de concentración, podemos percibir cómo metemos y sacamos aire, cómo interactúa nuestra mente con nuestro cuerpo, cómo podemos producirnos sufrimiento y, del mismo modo, cómo podemos liberarnos de él.
La finalidad de la meditación vipassana consiste en comprender que nada permanece, que todo cambia y que la interpretación de las cosas es la raíz del sufrimiento. Es decir, cuando somos capaces de observar la realidad tal cual es, sin juicios, sin interpretación (simplemente lo que es), nos liberamos del apego, de los deseos y aversiones y, por lo tanto, del sufrimiento, y somos mucho más capaces de fluir con los acontecimientos naturales de la vida con mayor libertad, gozo y felicidad verdadera.
Goenka, el maestro
Desde el Buda son muchos los maestros que han ido transmitiendo estas enseñanzas con el paso de los siglos.
En la actualidad es imprescindible hablar de S.N. Goenka que, desde 1969 ha enseñado a miles y miles de personas en todo el mundo, de todas razas y religiones. Con ascendencia India nació en Birmania y aprendió del maestro Sayagyi U Ba Khin. Murió en 2013, habiendo formado a lo largo de su vida a otros maestros y maestras que ahora transmiten su legado.
La técnica de meditación vipassana propuesta por Goenka consiste en retiros de 10 días. Los alumnos y alumnas deben comprometerse con un trabajo serio y arduo que consiste en tres pasos bien definidos que detallamos a continuación.
Todas las personas que realizan los cursos de vipassana se comprometen, durante los días de retiro, a:
- Abstenerse de matar a ningún ser vivo, robar, tener actividad sexual y mentir
- Abstenerse de tomar o introducir cualquier tipo de droga o intoxicante
- Abstenerse de comer después de las doce
- Suspender todo tipo de entretenimientos sensoriales
- No llevar adornos
- Aceptar y acatar del todo las instrucciones del profesor y respetar las reglas de disciplina sin omitir ni añadir otras.
- Practicar el Noble silencio en cuerpo, palabra y mente. Los alumenos y alumnas no pueden hablar ni comunicarse entre sí durante la totalidad del retiro (solamente pueden comunicarse con el profesor).
- Suspender todo tipo de oración, culto o ceremonia religiosa de cualquier índole, así como otras prácticas de meditación o espirituales, incluyendo el yoga.
- Evitar por completo la comunicación con el exterior, así como el contacto físico con las personas en el retiro
Todos estos preceptos tienen como finalidad evitar la distracción y favorecer la concentración.
Una vez adquiridos estos compromisos se procede al paso 2 que consiste en la serenidad y dominio de la mente.
Esta etapa dura 3 días (los tres primeros) y consiste en mantener enfocada la atención en el flujo de la respiración, especialmente en el área de las fosas nasales.
Así como en otras prácticas de meditación se proponen objetos visuales, sonoros, mantras, visualizaciones, etc, en vipassana el objeto de atención se limita única y exclusivamente a la respiración.
Es más, se propone no atender a múltiples aspectos de la respiración sino enfocar la atención a un lugar muy reducido como son las fosas nasales o el pequeño espacio que queda entre ellas y los labios. Cuando más reducimos el espacio de atención, más capaz es la mente de afinarse, de agudizarse y muchos más detalles sutiles somos capaces de percibir.
El ejercicio consiste en tratar de percibir al máximo los detalles más sutiles de todo lo que ocurre en esa zona durante la respiración, es decir, adiestrar a nuestra mente en la percepción sutil de las cosas. Una vez que la mente está preparada para percibir más, se pasa a la tercera fase.
A partir del cuarto día, la mente está ya preparada para practicar la propia técnica Vipassana que es observar y atender (con la mente ya muy aguda) a las sensaciones en todo el cuerpo, comprobando su naturaleza cambiante, desarrollando la ecuanimidad y el desapego y aprendiendo a no reaccionar ante la aparición o desaparición de los fenómenos.
De esta forma, empezamos a ser conscientes de cómo nuestro cuerpo cambia, nuestra mente cambia, de cómo nos fabricamos la ira o como la eliminamos, de cómo favorecemos la aparición de ciertas emociones y cómo se van.
El último día se desarrolla la meditación del amor y buena voluntad hacia todo y hacia todos para el propio beneficio y por el bien de todo lo demás.
Fuente: https://www.vidanaturalia.com/meditacion-vipassana-todo-lo-que-necesitas-saber/